El calostro materno y para qué sirve
El calostro (o primera leche), es una secreción espesa, que puede ser transparente o amarillenta, se empieza a producir en la mama de la mujer a mediados del embarazo y se excreta durante los primeros días post parto.
El calostro es un nutriente ideal y se considera como la primera vacuna que recibe el niño/a, por la protección inmunológica que asegura la transición exitosa del ambiente intra-uterino a un ambiente extrauterino no estéril. El calostro ha sido preparado por la madre durante el embarazo y es justo la cantidad que el niño/a necesita y lo más importante, si el niño mama frecuentemente aumentará la cantidad de calostro y el bebé recibirá todos los beneficios que solo el calostro le puede entregar.
Composición y beneficios del calostro
El volumen de calostro producido entre el primer y cuarto día después del parto es de 2 a 20 ml por mamada, y aunque algunas mujeres piensan que este líquido transparente que parece suero no alimenta a sus bebés, es suficiente para satisfacer las necesidades energéticas del recién nacido, le permite organizar progresivamente su capacidad de alimentarse y es el volumen adecuado para lograr un buen funcionamiento de los riñones del niño/a.
El calostro contiene muchas proteínas (especialmente inmunoglobulinas), que le entregan al recién nacido una dosis muy importante de defensas contra infecciones virales y bacterianas. El calostro contiene Betacaroteno que le da el color amarillento a esta leche, y que además es el precursor de la vitamina A, esta vitamina juega un rol muy importante en el desarrollo de la retina del niño y en la protección contra infecciones.
A través del calostro la madre le entrega a su hijo gran cantidad de glóbulos blancos que también ayudan a prevenir infecciones en el recién nacido.
Propiedades del Calostro
La leche materna tiene la capacidad de variar su composición en una mamada, durante el día y a medida que el niño/a va creciendo. El calostro tiene una gran cantidad de proteínas, vitaminas (A, E, K) y algunos minerales como sodio y zinc, pero tiene menor cantidad de grasa y lactosa que la leche madura, que es secretada después de la primera semana post parto.
La lactosa que le entrega la leche materna al recién nacido, le ayuda a mantener un buen nivel de azúcar en la sangre, permite la eliminación de deposiciones y evita que los niños hagan ictericia neonatal.
Las inmunoglobulinas que contiene la leche materna, cubren la parte interna del aparato digestivo del niño, impidiendo que se adhieran bacterias, virus, parásitos y otros gérmenes. Esta protección se mantiene durante todo el tiempo que la madre está amamantando a su hijo/a.
Coty Contreras